miércoles, 2 de diciembre de 2009

Artículo de opinión

Porque todos podemos ser víctimas…

«Buenos días, soy la madre de Diego Salvá. Desde el 30 de julio ostento un título que me gustaría mantener mucho, mucho tiempo. Soy la madre de la última persona asesinada por ETA». Estas fueron las palabras de Montse Lezaun en el III Acto Institucional de Homenaje y Reconocimiento a las Víctimas del Terrorismo, la madre de uno de los dos guardias civiles asesinados por ETA. Recuerdo que un primo mío juró bandera con uno de esos dos guardias civiles; él podría haber sido víctima de esos etarras, pero por suerte no lo fue. Sin embargo, ese muchacho fue con ilusión a Mallorca y allí toda su ilusión se quedó.

ETA es una organización terrorista que utiliza la lucha armada como técnica para alcanzar sus objetivos. Comenzó durante la dictadura franquista, siendo considerada una organización opuesta al régimen. En este periodo, asesinó a Luís Carrero Blanco y Franco, al enterarse, lo primero que dijo fue: «no hay mal que por bien no venga», duro pero cierto.

El primer asesinato que yo recuerdo cometido por ETA fue el de Miguel Ángel Blanco, que creó un gran revuelo en la sociedad para lograr su liberación con la famosa canción «Libertad» de Jarcha y las manos blancas, en recuerdo a Francisco Tomas y Valiente; aunque desgraciadamente no fue conseguida. En ese momento, yo no entendía por qué actuaban así, los mayores de mi entorno me decían que estas personas querían conseguir independizarse de España y Francia y que por ello es por lo que cometían estos actos bélicos; yo siempre pensaba que no podía ser muy complicado concederles la independencia, suponía que casi todo el mundo de los que allí vivían querían independizarse, pero no era así; actualmente, la mayoría de los vascos están en contra de ellos (un 64%).

Hubo un tiempo en el que existió dos tipos de políticas antiterroristas: por un lado, los partidarios de poner medidas judiciales y policiales contra ETA; y por otro lado, los que proponían la negociación política con ellos. Hoy en día, tras muchos asesinatos prioritariamente de militares, políticos y civiles, todos los partidos están de acuerdo en que no se permitirá ningún tipo de negociación con ETA; y menos aún después de la «exitosa negociación» que hemos tenido con los piratas del Alackrana, que tan poquito nos ha supuesto.

Aunque tarde o temprano a todos nos toca el fin, no tienen por qué ser unos asesinos los que quiten la vida sin ningún tipo de miramiento, como si ellos tuvieran poder para hacerlo; todos podemos ser víctimas de ETA, pero el porqué nunca lo vamos a comprender. Y lo peor aún, esas personas tienen hijos que tomarán las riendas al igual que las tomaron ellos de sus padres.

Son personas que tienen la sangre tan fría como para matar y no arrepentirse nunca; mirando a la cara a las familias de las víctimas como si no hubieran hecho nada y riéndose en el juicio como si de un juego se tratase.

Este artículo va dirigido, por un lado, a todas las victimas que han sido asesinadas por ETA, a todas aquellas personas que han sufrido violencia de género y no han podido hacer nada ni en su último día de vida, a aquellos que han tenido un accidente de coche por culpa de otros, a todos los que emprendieron un viaje en avión pero nunca llegaron a su destino…, y a todas las familias que se han quedado aquí con impotencia de no poder haber hecho nada para salvar la vida de alguien a quien apreciaban; y por otro lado, a ti como lector por haberte tomado un tiempo para leerlo.

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