martes, 15 de diciembre de 2009

La primera frase de cinco libros

El juego del pensar, Tobies Grimaltos.
Marta, mi hija, sabía desde hacía tiempo que yo era profesor de filosofía.

En la cima del mundo, Hans Ruesch.
Cuando al despertarse Ernenek levantaba la cabeza del saco de pieles, su primer pensamiento era habitualmente para el montón de pescado y carne puesto a pudrir cerca de la lámpara de aceite para que se hiciera tierna y gustosa.

La ciudad de las Bestias, Isabel Allende.
Alexander Cold despertó al amanecer sobresaltado por una pesadilla.

Frontera, Jordi Sierra i Fabra.
Había algo en los domingos que no le gustaba.

Como agua para chocolate, Laura Esquivel.
La cebolla tiene que estar finamente picada.

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